Salvación del alma


Introducción

Hay una eternidad esperando a todo ser humano, esto es algo que nadie puede eludir; ignorar esta realidad, es abrazar la eternidad de tormento. La persona que no toma en serio el ponerse a cuentas con Dios mientras está con vida, corre el riesgo de, si se muere, terminar condenada para siempre. Para bien o para mal, viviremos eternamente, por ello es importante asegurar el alma entre tanto se está con vida. Acompáñeme un momento.

 

Adán y Eva

En el principio, Dios creó a Adán y Eva y los puso en el huerto de Edén, entonces el hombre y mujer tenían comunión con Jehová. No obstante esta armonía no duró mucho tiempo, ya que inducidos por el diablo ambos pecaron y rompieron esa comunión (Génesis 3.1...). Desterrados del huerto comenzaron a vivir conforme a sus deseos. Cuando pecaron, no solo quebrantaron el mandamiento divino, sino que su naturaleza cambio radicalmente; vino a ellos una naturaleza pecaminosa, una que les llevaría a hacer cosas verdaderamente desagradables al creador Eterno.

 

Pre-diluvianos

Como Adán y Eva se alejaron de su Dios, sus descendientes nacieron lejos de Jehová (Génesis 3.24; 4.1-2); y hasta hoy la humanidad sigue alejada de su Hacedor. El hombre conforme va viviendo, a medida va avanzando en años de vida, se llena de conocimiento, esto ya sea para bien o para mal. En el principio, antes del diluvio universal, los seres humanos vivían casi los mil años (Génesis 5.5,8,11). Es de imaginar cuanta sabiduría podía haber en un hombre que hiciera el bien, como Noé, por ejemplo; pero también en uno que practicara el mal, y casi todos, sino es que todos, vivían haciendo lo malo delante de Dios (Génesis 6.5).

 

La naturaleza pecaminosa o carnal fue transmitida por Adán a sus hijos, a toda la estirpe humana, pues todos, sin importar la raza, descendemos de él. Por esta causa, y por el hecho de estar lejos de Dios, los primeros hombres, dieron rienda suelta al placer y al pecado; se desenfrenaron tanto, que a Dios le dolió en el corazón haber creado hombres y mujeres sobre la tierra, y pasados aproximadamente unos mil quinientos años desde la creación, decidió destruirlos (Génesis 6.6-7). Solo sobrevivieron ocho personas que hallaron gracia en los ojos de Jehová (Génesis 7.13).

 

Antiguo Pacto

El año 2021 después de la creación y 2141 a. C. Jehová llamó a Abraham para que le conociera y sirviera (Génesis 12.1...). Veinticuatro años más tarde, entra en pacto con él, diciéndole que circuncidara su carne, la de su hijo Ismael y la de sus esclavos, y que está sería la señal de su pacto (Génesis 17.7...). Este pacto fue concertado con Abraham y con su descendencia, los israelitas; seiscientos veintiún años más tarde, envió la ley a través de Moisés. Por estos medios, Dios salvó a muchas personas en Israel, los que se apartaban del mal y guardaban sus mandamientos. De esta manera procedió Jehová hasta que llegó el momento de enviar a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo (Gálatas 3.19). Y salvar, no solo a los israelitas que creyeran en él, sino a todo el género humano, aquellos que le recibieran como Salvador, desde luego (Efesios 2.13-18).

 

Nuevo Pacto

El pacto de Dios con Abraham o Antiguo Pacto era prácticamente solo con el pueblo israelita. Pero el amor de Dios no es solo con Israel sino con todo hombre y mujer que habita en el planeta. Por este motivo cuando Jehová decide que va a dar salvación a toda la raza humana, cambia el pacto que había concertado con Abraham. Este nuevo pacto traería salvación a todos los descendientes de Adán y Eva sin importar en que parte del planeta se encontraran. La señal del pacto antiguo era la circuncisión, pero la del nuevo, el Espíritu Santo, que hace del cuerpo de aquel que recibe a Cristo Jesús como Señor y Salvador, templo y morada (I Corintios 3.16; 6.19; Efesios 1.13-14). En el pacto abrahámico se recibía el perdón por medio de la sangre de los animales que se sacrificaban para ese fin (Levítico 1.1...). Pero hoy, en el pacto nuevo, a través de la sangre que Jesús derramó en la cruz del calvario (Mateo 26.27-28).

 

¿Cómo recibir la salvación?

"...Mas el justo por su fe vivirá" (Habacuc 2.4). La fe es necesaria si se quiere entrar en este Nuevo Pacto con Dios. Según la biblia, fe es: "...La certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11.1). Si creemos firmemente en quien nos ha creado y cuidado, aun cuando no le veamos, y hacemos la oración de fe, pidiéndo su perdón etc. Entonces y solo entonces recibimos la salvación (Marcos 16.16; Romanos 3.21-22). Tenemos que ser diligentes en buscar a Jehová por medio de Cristo mientras estamos con vida, porque una vez morimos, es imposible hacerlo. Ser salvo, asegurar el alma, es lo más fácil del mundo; es cuestión solamente de abrir la boca, expresar palabras salidas del corazón pidiendo perdón a Dios por todo lo malo cometido e invitar a Jesús a ser el Señor de nuestra vida (Mateo 12.37; Juan 1.12-13; Romanos 10.9-10).

 

Conclusión

Todo ser humano necesita el perdón divino, ya que de una manera u otra se comete faltas que ofenden a Jehová Dios. Este perdón no se recibe si no lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. La salvación está al alcance de la mano de todo ser humano, pues es un regalo, pero depende de nosotros si lo tomamos o no. Dios quiera que usted si lo haga. Amén.