La Fe

 

Introducción

Tener fe, creer en algo que no se ve, a veces es muy difícil, pero es así, como, si lo deseamos en verdad, nos acercamos a Dios. Jehová es una persona que no podemos ver con nuestros ojos naturales, pero sí con los espirituales. Dios podría fácilmente mostrarse al ser humano para que éste crea en él. Pero ha determinado que la humanidad se acerque a él por medio de la fe. A través de ella, vemos lo que nuestra vista natural no percibe, pero sabemos que existe (Hebreos 11.1).

 

Con solo tener un poco de fe, el individuo obtiene la salvación del alma, la vida eterna, cuando abre su vida a Jesús (Efesios 2.8). Casi todo lo que Jehová da cuando ya se tiene a Jesús en el corazón, es por la fe (Juan 16.23); por todo esto es muy importante conocer más sobre este tema. Acompáñeme.

 

Todos tenemos fe

Hemos sido creados, para tener comunión o relación con nuestro Creador. Hemos sido creados, para ser templo de su Espíritu, para tener su presencia en nuestra vida (I Corintios 3.16). Hemos sido creados, para darle gloria y alabanza a Dios Creador nuestro (Isaías 43.21). El ser humano que no tiene esto, comunión con Dios, su presencia y que no le da gloria, está incompleto, inconforme e infeliz.

 

La fe es algo innato en el ser humano, es decir, todos nacemos con ella, es cuando no se nos enseña a buscar al Dios creador desde niños, que ella se esconde en lo profundo de nuestro ser. Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él (Proverbios 22.6). Pero siempre está en el interior de cada individuo, esperando oír la voz del Creador Eterno. "...¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?..." (Romanos 10.14). Una vez escuché a un predicador decir: Que todos nacemos con fe y que es cuando asistimos a la escuela, cuando se nos enseña a no creer en Dios; que es entonces que la perdemos y aprendemos a no creer. Estoy de acuerdo con esa afirmación.

 

La educación es importante, es necesario que cada niño/a o persona asista a un centro de enseñanza para que aprenda por lo menos lo básico para desenvolverse mejor en la vida y ser más productivo etc. Pero es en ella, en la escuela, donde el individuo que no es bien educado, pierde la fe en Dios ó al menos su fe se esconde en un rincón de su corazón. Debido a la mala enseñanza que imparten algunos maestros, que no tienen temor de Dios; como la teoría evolutiva y otras, que muchos enseñan de manera insensata e irresponsable.

 

Si cada país omitiera esa enseñanza y se preocupara por formar al alumno en cosas de provecho y que no vayan contra la palabra del Señor, el individuo se educará, fuera de beneficio a la sociedad y no perdiera o escondiera su fe. Tendríamos entonces una sociedad sana, más justa, con buenos valores y una alta moralidad. El ser humano es enseñado a no creer en Dios, cuando recibe consejos nocivos o dañinos para su alma. Es por ello importante que en los centros educativos se lea la palabra de Dios y si se imparte algo sobre teorías evolutivas, hacer énfasis que ellas son solo eso, hipótesis o suposiciones y que de ninguna manera eso es verdad, o simplemente no impartirlas.

 

Los medios comunicativos, son usados intensamente por Satanás, para sembrar incredulidad en el corazón de las personas, en todo el planeta. La televisión por ejemplo, es un medio muy utilizado por este demonio para tal fin (no que la tv sea mala es sí), ya que por lo general es dirigida por personas que no tienen a Jesús en su corazón. También muchos de los que hacen lo que se programa allí, no son creyentes, y por tanto envenenan al espectador con su incredulidad y corrupción.

 

Corresponde a los padres monitorear lo que ven sus hijos y guiarles para que, si ven televisión, que sean cosas sanas y no contrarias a la fe en Jesucristo. Y, por supuesto, cada persona adulta es responsable por lo que ve en la tv, depende de ella no dejarse envenenar el alma con lo que puede desviarle de su fe. La literatura es otro medio que puede llenar de incredulidad el corazón de la gente. Si alguien no cuida o tiene cuidado en lo que lee, corre riesgo de ser envenenado/a por este medio de difusión de la información.

 

Es mejor para el individuo no exponerse a cualquier literatura perjudicial para su alma. Desde luego que hay otros medios a través de los cuales el diablo procura sembrar incredulidad en el corazón humano. Por ejemplo, el cine, la radio, el internet, la música secular, el teatro etc. En la biblia encontramos: "Nada abominable comerás" (Deuteronomio 14.3). Todos venimos a este mundo con fe en Dios, y por tanto con la posibilidad de salvarnos, si buscamos a Jehová a través de su Hijo Jesucristo.

 

El Alma

El Señor nos creó a su imagen y semejanza. "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza..." (Génesis 1.26). Así como Jehová es tripartito, nosotros también lo somos, pues estamos formados de cuerpo, alma y espíritu, tres partes. Jesús nos hace ver esto en el siguiente versículo: "...Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (I Tesalonicenses 5.23).

 

El cuerpo, es nuestra carne, lo material, lo visible, algo que se deteriora con el tiempo y se destruye, cuyo final es la muerte (Génesis 3.19).

 

El espíritu, es el aliento de vida que todos los que habitamos en la tierra tenemos, tanto animales como seres humanos. "Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es... una misma respiración tienen todos..." (Eclesiastés 3.19).

 

La biblia da a entender que así como el espíritu del humano va a Dios cuando fallece, de igual manera lo hace el espíritu del animal. "¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?" (Eclesiastés 3.21).

 

El alma, es lo que somos, nuestro psique o persona espiritual, nuestra esencia, en ella están nuestros sentimientos, pensamientos, voluntad etc.

 

El humano se envejece por fuera, su carne se desgasta con los años, pero en su interior siempre esta lo mismo, su persona espiritual no se envejece ni muere nunca. He escuchado decir a algunos que les parece o sienten cómo si fue ayer que tenían quince, veinte o veinticinco años, y ya tienen setenta, ochenta o más años, pues el tiempo no ha pasado para ellos en su interior. La palabra de Dios dice que en el huerto del Edén, donde puso Dios a Adán, estaba el árbol de la vida. "Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de la vida en medio del huerto..." (Génesis 2.9).

 

De este árbol no recibió mandamiento Adán de no comer del mismo, pues la voluntad del Señor era que comiera de su fruto y viviera eternamente. En el principio los hombres vivían casi mil años. "Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió" (Génesis 5.27). La vejez y muerte llegaron por causa del pecado. "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" (Romanos 5.12).

 

De modo que ahora el tiempo pasa en nuestro cuerpo mortal, en nuestra carne, pero no en nuestro interior, pues nuestra alma es eterna. En Eclesiastés dice: "...Y ha puesto eternidad en el corazón de ellos..." (Eclesiastés 3.11). Por esta razón cada individuo necesita asegurar su vida en las manos de Jesús. El alma, la que comúnmente llamamos conciencia, conoce de quién procede, ella sabe que es eterna, y de la importancia que hay en tener comunión con el hacedor de todas las cosas, por ello nos guía hacia Dios.

 

"Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive... Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de la rapiña que hay en sus manos. ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?" (Jonás 3.6-9).

 

En este ejemplo vemos como aun cuando los moradores de la ciudad de Nínive eran personas que no conocían el temor de Dios; al saber del ultimátum que Jehová les estaba dando, su conciencia les hizo entender que aquello era verdad, y que si no pedían misericordia al Dios que les anunciaba este castigo, lo recibirían y dejarían de ser. Cuando escuchamos la palabra del Señor sea a través de los medios comunicativos, en una predicación, leyendo la biblia o por cualquier otro medio, nuestra alma se conecta con su hacedor y nos hace estar atentos.

 

No importa si somos malas o buenas personas, prestamos atención a lo que Jesús nos comunica o quiere comunicarnos. Por ello si hasta hoy no ha escuchado o visto programas cristianos, hágalo. Si ha rehusado leer literatura cristiana o asistir a alguna Iglesia Cristo céntrica cuando alguien le ha invitado, ya no rehúse. Si escucha la voz de Dios, su fe le llevará a la patria celestial, ya que pondrá su confianza en Jesucristo. La biblia dice: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10.17).

 

¿Qué es la fe?

Fe es creer lo imposible, es creer en lo que no ven nuestros ojos naturales, pero que sabemos y creemos firmemente que existe o que está allí. La biblia la define así: "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Hebreos 11.1). En otras palabras, el conocimiento seguro y claro de aquello en lo que creo y el pleno convencimiento de que es así. En este caso, la seguridad de la existencia de Jehová y de Jesús su Santo Hijo.

 

La fe va más allá de decirlo, va más allá de expresar: yo creo. La palabra del Señor dice que los demonios creen también, pero no por esto son salvos. "...También los demonios creen, y tiemblan" (Santiago 2.19). La fe es necesario que vaya acompañada de obras para que tenga valides. "Así también la fe, sino tiene obras, es muerta en sí misma" (Santiago 2.17).

 

Jericó era una ciudad cananea amurallada, y con solo dar vuelta alrededor de ella durante siete días y gritar, las murallas cayeron (Josué 6.1...). Gedeón derrotó a los madianitas, que tenían un ejército de decenas de miles de soldados, con solo trescientos hombres escogidos de Israel (Jueces 7.1...). Cuando nunca había llovido sobre la tierra, Noé creyó que Dios mandaría lluvia y destruiría a los hombres (Génesis 2.5-6; 6.13-22). Estos son solo algunos ejemplos de ella.

 

Nadie podrá argumentar ante el Señor un día y decir: Dios tú nunca me hablaste, yo nunca escuché tu voz y por ello nunca te honre ni glorifiqué. Porque de una manera u otra Dios se ha comunicado con el ser humano en todo el decurso de la historia de la humanidad.

 

"Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos..." (Romanos 1.19-21).

 

Cuando la gente ve las obras que Dios ha hecho, se da cuenta de que hay alguien que ha creado todo eso. Cuando mira el firmamento o cielo, ve la mano de Dios, cuando observa el mar, las estrellas y demás cosas creadas, se da cuenta, que hay alguien que se ha tomado el trabajo para hacerlas, pues no pueden haber aparecido de la nada como afirman algunos. Debería bastar con observar lo creado para poner la confianza en él, en Dios, pues como la biblia asegura, en los versículos anteriores, la creación misma da testimonio de que hay un creador. Ya que no ha sucedido así, Jehová tuvo que enviar su Santo Hijo, a Jesucristo, para que todo aquel que crea en su Hijo, pueda acercarse a él y recibir la vida eterna.

 

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios" (Juan 3.16-18).

 

Es importante que si decimos creer en Dios, hagamos lo que él sugiere en su palabra para llegar a él. Jesús le dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14.6). La biblia habla que un día le preguntaron al Señor Jesús: "... ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?" Y él les responde: "...Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado" (Juan 6.28-29). Poner en práctica las obras de Dios, es creer en aquel que él ha enviado a dar salvación a la humanidad, en Jesús.

 

De modo que es menester obrar de esta manera, creer en Jesucristo, para que la fe cobre vida y nos de sus extraordinarios frutos. Sí decimos tener fe en Dios, es necesario que nuestra fe la tengamos puesta en el Señor Jesús, si no lo hacemos así, solo nos estaremos engañando en cualquiera de las muchas religiones que hay en planeta. Dios ha dado la Gracia para que teniendo fe en el Señor Jesucristo, creyendo en él, obtengamos los seres humanos vida eterna.

 

"Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él... siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús" (Romanos 3.21-22,24).

"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios" (Efesios 2.8).

 

Conclusión

La fe es algo que todos necesitamos para poder recibir la Salvación Eterna, y todos nacemos con ella metida en el corazón. Es muy importante cuidarla porque el diablo no quiere que pongamos la confianza en Dios, y se esfuerza para que las personas no echen mano de su fe y puedan recibir a Jesús en sus corazones. Depende de cada individuo saber aprovechar el momento en que se activa su fe, al escuchar la palabra de Dios o exponerse a ella de cualquier forma.

 

Hay personas que escuchan la voz del Señor y no abren la puerta y nunca más vuelven a tener otra oportunidad como esa, pues mueren o simplemente el enemigo endurece tanto su corazón que ya no pueden escuchar la voz divina. Valoremos la fe, los que ya estamos en este camino y sirvamos al Señor con más amor, esfuerzo y pasión cada día. Si usted todavía no le ha recibido, ¡hágalo hoy! ¡Aproveche esta oportunidad en la cual está escuchando la voz de Jesús! ¡Quizá pudiera ser la última! Y pase a ser parte de la familia de Dios.